En el día de hoy, domingo 17 de mayo de 2009, Matías Riviere cumplió con lo prometido, ir corriendo hasta la Basílica de Nuestra Señora de Lujan.
Irene, esposa de Matías, tuvo un embarazo complicado, pero con un final felíz llamado Zoe, si bien la pequeña "decidió" salir antes de los 7 meses de gestación. Matute le prometió a la Virgen que la visitaría una vez que la niña estuviese en el hogar familiar, y así lo hizo.
Esta mañana comenzó a correr desde Av. Gral Paz y la colectora de la Autopista al Oeste, contaba con el apoyo de un vehículo que lo esperaba en tramos de una hora aprox., en dónde ingería sólidos, allí viajaban sus padres, su mujer y sus hijas, Araceli y Zoe y ; además era secundado por los ciclistas Luli (hna.), Marcelo (cuñado) y Jorge (amigo), este último corrío las dos primeras horas junto a Matute y luego continuó en bicicleta. Estos tres lo proveían de líquidos y le daban aliento, algo fundamental para tamaño desafío.
Los calambres empezaron a complicarlo pasados los 40 Km de recorrido, pero, según palabras del propio Matías, -"nunca pensé en abandonar, si no podía más, gateaba... ", así, luego de 5 Hs. y 50 min. y habiendo recorrido cerca de 63 Km., arribó nuestro Ironman al santuario, en dónde todos se emocionaron por el logro. Ya de regreso Jorge nos contó que...-" fue una experiencia inolvidable, algo muy movilizador ".
Desde aquí queremos felicitar al gran Matute, un tipazo, con una familia sencillamente hermosa.
Irene, esposa de Matías, tuvo un embarazo complicado, pero con un final felíz llamado Zoe, si bien la pequeña "decidió" salir antes de los 7 meses de gestación. Matute le prometió a la Virgen que la visitaría una vez que la niña estuviese en el hogar familiar, y así lo hizo.
Esta mañana comenzó a correr desde Av. Gral Paz y la colectora de la Autopista al Oeste, contaba con el apoyo de un vehículo que lo esperaba en tramos de una hora aprox., en dónde ingería sólidos, allí viajaban sus padres, su mujer y sus hijas, Araceli y Zoe y ; además era secundado por los ciclistas Luli (hna.), Marcelo (cuñado) y Jorge (amigo), este último corrío las dos primeras horas junto a Matute y luego continuó en bicicleta. Estos tres lo proveían de líquidos y le daban aliento, algo fundamental para tamaño desafío.
Los calambres empezaron a complicarlo pasados los 40 Km de recorrido, pero, según palabras del propio Matías, -"nunca pensé en abandonar, si no podía más, gateaba... ", así, luego de 5 Hs. y 50 min. y habiendo recorrido cerca de 63 Km., arribó nuestro Ironman al santuario, en dónde todos se emocionaron por el logro. Ya de regreso Jorge nos contó que...-" fue una experiencia inolvidable, algo muy movilizador ".
Desde aquí queremos felicitar al gran Matute, un tipazo, con una familia sencillamente hermosa.
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